Aún no están discutiendo sobre el último chisme de farándula ni dándose consejos sobre acciones, pero unos robots australianos han comenzado a hablar entre ellos y con un lenguaje de su propia invención.
Los dos 'Lingodroids', desarrollados por la Universidad de Queensland, han adquirido su lenguaje común por medio de juegos de localización que les llevaron a construir un vocabulario común para los lugares, las distancias y las direcciones.
"En su situación actual de todo lo que pueden hablar es sobre conceptos espaciales, que creo que está muy bien como punto de partida", dijo Ruth Schulz, directora del proyecto.
"Pero lo importante es que se están formando estos conceptos, están empezando a entender realmente lo que significan las palabras y eso en realidad depende todo de los propios robots", agregó.
Portátiles sobre ruedas
Schulz describe a los robots como "básicamente un computador portátil sobre ruedas", pero cada uno está equipado con un sónar, una cámara, un láser, micrófonos y altavoces que permiten hablar el uno al otro mientras se mueven alrededor y delimitan su entorno en juegos sobre "dónde estamos".
Con un pequeño zumbido los robots corren alrededor de una especie de oficina laberinto, esquivando obstáculos como escritorios y sillas, y pitando cuando están al alcance del oído del otro.
Con una comunicación a través de pitidos, los robots tienen un diccionario interno que asocia experiencias, dónde creen que están en el mapa general de la oficina y los nombres de lugares que ya conocen.
Cuando los robots encuentran un área sin nombre generan una palabra al azar para designarlo. Cuando los robots hablan entre ellos, le dicen al otro robot la zona que han descubierto, construyendo poco a poco un léxico común. Hasta ahora, el lenguaje de los robots incluye palabras como 'pize', 'jaya' y 'kuzo'.
La investigación ha demostrado el desarrollo de cada robot que puede dirigir al otro robot a seleccionar una localización en la oficina, usando solo su lenguaje común.
Siguiente fase
Schulz espera que el proyecto vaya más allá, con una siguiente fase en la que probablemente los robots interactúen con objetos, como agarrarlos, y no solo con conceptos espaciales.
"La visión a largo plazo son robots que se puedan usar en el ambiente doméstico, algo que conoce, personas reales interactuando con robots reales de manera natural", explicó.
Los robots que se utilizan actualmente en los hogares dependen de botones, pero Schilz siente que eso debe llegar más lejos para que la comunicación llegue a ser más natural. "Uno no quiere estar presionando botones para comunicarse con su robot en casa si quiere limpiar su cocina", dijo.