El porcentaje de jóvenes que no pasa de ESO cae del 31% al 28% en un solo año
J. A. AUNIÓN - Madrid - 20/05/2011
El abandono escolar temprano, el dato fatídico de los males de la escuela en España, el que según organismos internacionales como la OCDE es uno de los lastres de la economía del país, se redujo el año pasado a la cifra más baja que se puede encontrar en las estadísticas. En 2010, un 28,4% de los jóvenes entre 18 y 24 años habían dejado de estudiar sin haber conseguido, al menos, un título de bachillerato o de FP. Eso es casi tres puntos menos que en 2009, cuando ya empezó a bajar ligeramente. Con esa mejoría se presenta el Gobierno español hoy en Bruselas en la reunión de ministros de Educación para tratar el asunto. Pero hay varias razones para contener el entusiasmo: la primera, que la cifra sigue siendo casi el doble de la media europea (14,9%). El objetivo del Gobierno es reducirlo al 15% en 2020.
La crisis es, para muchos especialistas, la explicación más plausible de esta rápida mejoría; desde 1996 no ha habido una variación tan grande, ni para bien ni para mal, de un año para otro. Se trata de que con casi un 43% de paro juvenil, muchos de los que dejaron las aulas están volviendo y muchos de los que alguna vez barajaron la idea de abandonar se esfuerzan ahora por seguir ante la falta de alternativas en el mercado de trabajo. Empujados, además, por sus familias, cuya presión para que sus hijos consigan un título educativo ha crecido también por el ambiente de dificultades económicas, asegura Miguel Recio, del Observatorio de la Educación de la Fundación 1º de Mayo de CC OO y profesor en un instituto madrileño.
Esto tiene mucho que ver con la primera explicación que ofrece el ministro de Educación, Ángel Gabilondo, que aseguró ayer a este diario que "la convicción de la sociedad viene resultando clave, de todas las Administraciones y de toda la comunidad educativa, agentes sociales y familias". Además, dice que la mejoría se debe a las "políticas y programas específicos de refuerzo y apoyo que se están desarrollando gracias a la memoria económica" de la actual ley educativa, la LOE, de 2006.
Aunque es muy posible que esas medidas se hayan podido notar en mayor o menor medida, a falta de estudios sobre su impacto, el sociólogo de la Complutense Rafael Feito elige la explicación de la crisis por el cambio tan rápido y porque "no se ha producido un cambio profundo en la forma de dar clase ni en los contenidos".
El economista de la Universidad Pompeu Fabra José García-Montalvo apunta a la crisis. Esta lectura evidencia la paradoja de que las dificultades económicas están engordando por un lado el sistema educativo con más alumnos, mientras por el otro le detraen recursos en forma de recortes presupuestarios. A García-Montalvo le preocupa que gran parte de la bajada sea coyuntural, es decir, que se trate de jóvenes que vuelven a las aulas porque no tienen trabajo, pero que las dejen de nuevo en cuanto vuelvan a encontrarlo. Hay que tener en cuenta que al matricularse en alguna enseñanza dejan de engrosar las filas del abandono, y que eso incluye los cursos profesionales que ofrece el Ministerio de Trabajo y tras los cuales los jóvenes volverían a la estadística.
El sociólogo de la Complutense Mariano Fernández Enguita cree que la cifra es "una buena noticia", porque "indica que es posible vencer la tendencia anterior, y que sus causas no estaban en las capacidades de los alumnos ni en la creación de la ESO, sino en distorsiones del sistema como la repetición y los criterios de evaluación".
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